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Shin Godzilla

Ya que está próxima a estrenarse una nueva película de Godzilla ambientada en la década de los 40s del siglo pasado, (con un nombre muy raro, por cierto: Godzilla -1), este blog trae una nueva reseña, aunque de una instancia previa: Shin Godzilla.

Me parece que es una película muy bien lograda, aunque no soy experto en los monstruos cinematográficos, me da la impresión de no ser la habitual película de kaiju. Normalmente son películas más centradas en la acción y la destrucción. En ese sentido, la criatura Godzilla es una especie de dinosaurio gigante. Nada del otro mundo, una especie de reptil, un animal conocido, pero que mutó y se volvió muy grande. Sin embargo, Shin Godzilla es más realista en tanto que sí parece un ser mutado, una criatura que se aleja de un reptil de manera antinatural. Un ser deforme producto de la contaminación.

Un aspecto muy innovador de la película es que el monstruo mismo muta a lo largo de la trama. Empieza sin verse claramente, en la bahía de Tokio, dentro del agua, sale su cola sin mostrarse totalmente. El horror ya se anuncia en esta forma, ya que los transeúntes de un túnel subterráneo se ven amenazados ante una fisura y una inundación de lo que da la apariencia de ser sangre, al parecer proveniente del monstruo. Después lo vemos en una forma aterradora y destructora, un torpe ser enorme que podría ser un reptil bípedo que no se puede levantar. Aún así, se arrastra en tierra destruyendo todo a su paso. Mide alrededor de 50 metros y no tiene párpados, lo que nos recuerda a un pez, así también, tiene branquias. El monstruo se arrastra sin aparente conciencia. Las personas a penas pueden escapar.

Un aspecto brillante de la película es su realismo en cómo representa la transmisión de información ante tal evento. Se siente muy contemporánea en ese sentido. La reacción humana por parte de las autoridades japonesas es un diálogo con múltiples voces que pasa a un ritmo bastante rápido. Tanto que se vuelve muy cansado ver la película con subtítulos, así que la recomiendo ver doblada. Las autoridades competentes se reúnen a hablar de la situación, desde el incidente en el túnel. Se ve claramente que no entienden lo que pasa. Aquí vemos que en realidad es un Japón de otro universo, uno donde no existen los kaijus en el imaginario colectivo.

La rareza y la novedad del evento de la emergencia de Godzilla hace que haya momentos de comedia involuntaria, por ejemplo, el primer ministro anuncia en conferencia de prensa que lo más probable es que la criatura no salga del agua y ahí mismo le informan que ya salió y que se arrastra por la ciudad. También sale a relucir la falta de entendimiento y torpeza con que un aparato gubernamental se vería enfrentado: hay preocupación sobre los ‘vacíos legales’ que se generan. No hay protocolos que seguir, se ve y se siente el caos dentro de la administración. Godzilla mientras, sigue destruyendo Tokio, se detiene y ya en tierra cambia de forma, crece y le salen brazos que no tenía. Se hacen maniobras para salvaguardar a la población. De repente, Godzilla desaparece, regresa al mar. Un respiro para los administradores públicos.

La amenaza de Godzilla sigue latente. Se comienza una investigación sobre la naturaleza del monstruo, la parecer un científico estuvo haciendo experimentos con seres vivos y depósitos radioactivos: Godzilla es resultado de la era nuclear. El grupo de investigación está integrado por personas raras y nerds, acorde a la rareza del suceso. Finalmente Godzilla resurge del mar, nuevamente evolucionado, ahora mide casi 120 metros y tiene forma similar al Godzilla clásico, pero es más grotesco y aterrador. Esta vez están mejor preparados: la artillería pesada le hace frente a Godzilla, sin embargo no es suficiente para detenerlo.

Después llegan los drones y Godzilla responde mostrando su arsenal: un aliento atómico, saca un fuego que más bien parece un plasma. Su aliento llega lejos, devastando media ciudad, cortando edificios de tajo. Así también saca rayos de sus escamas dorsales y de la cola. Un poder de destrucción inmenso. Después de un ataque tan grande Godzilla se queda sin energía y se queda quieto, recargando. Se quedará así un par de semanas. Para no seguir con tanto espoiler resumo: se hace un plan para apagar a Godzilla con un coagulante, ya que es un reactor nuclear vivo inmenso. Se le administra en la boca mientras duerme, despierta pero vuelve a caer y terminan de darle el coagulante, que acaba con Godzilla. La película termina mostrando la siguiente aterradora evolución de Godzilla, la que estaba preparándose si no se hubiera detenido antes…

A estas alturas de la historia del mundo debería ser claro qué es lo que representa Godzilla: el horror producido por la bomba atómica. En efecto, el hecho de una destrucción tan grande que tiene lugar en un solo día solamente se entiende como el ataque de un monstruo masivo. La bomba atómica usada en la segunda guerra mundial causó una devastación nueva por la escala y por la contaminación radioactiva. También con consecuencias psicológicas importantes. Godzilla es la encarnación de un trauma colectivo. El trauma de la bomba atómica usada de forma hostil. Japón es el único país que ha sufrido dicho trauma. La segunda guerra mundial todavía tiene reverberaciones en el mundo contemporáneo, lo ha moldeado. En el caso de Japón el trauma revivió con el desastre nuclear de Fukushima en 2011 y de ahí sale la inspiración de Shin Godzilla de 2016.

El pueblo judío también es el gran símbolo del trauma de la segunda guerra mundial. No solo como símbolo, también viven con la precencia constante de los horrores de la guerra. Considerando eso, no sorprende la reacción muy irracional en ocasiones con respecto a cualquier insinuación de hostilidad desde fuera.

¿Cómo superar la segunda guerra mundial? He ahí un reto del presente. Posiblemente un evento así necesite una perspectiva externa. La cuestión es que la segunda guerra mundial no fue tan mundial. No incluyó a Latinoamérica ni África a la mayoría de Asia ni Australia et cétera. Estas zonas no cargan con dicho trauma, tendrán otros, pero ese no. Vencer a Godzilla fue posible, pero necesitó de un plan y un esfuerzo coordinado. Es necesario conocer al monstruo con el que se trata para aplicar el remedio adecuado.

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Play it again, Sam Altman

He aquí una pregunta para los conocedores del software open source: ¿Debe todo código ser abierto? El pensamiento detrás de esta forma de hacer código es muy bonito: se libera el acceso a los misterios de los programas hechos por uno para que otro pueda tomar el trabajo del primero y mejorarlo. El desarrollo de esta manera es más eficiente. La cordialidad necesaria aparece naturalmente ya que hay un fin en común: desarrollar mejor software. El sentimiento de humildad y camaradería también: estoy trabajando en base a mis antecesores con ayuda de mis compañeros. Todo eso está muy bien cuando se hacen aplicaciones convencionales, por ejemplo, ‘el’ editor de texto vim, una aplicación para el manejo de versiones de directorios git, un programa para ver pdfs (y otro tipo de documentos) zathura y un largo et cétera. Éstas son aplicaciones que al final, por sí mismas, no dejan de ser herramientas, una extensión de la voluntad de la persona que las usa.

¿Qué pasa con la inteligencia artificial generativa? Ya no está tan sencillo. Mientras sea una herramienta tipo Dall-E o algo similar está todo más o menos en el mismo plano. Sin embargo, uno de los objetivos de los programas de inteligencia artificial es hacer una Inteligencia Artigicial General (o AGI por sus siglas en inglés): una inteligencia superior al ser humano en todos los aspectos. Ok, eso ya no suena tanto a una herramienta. Supongamos que tal inteligencia es posible sin tener voluntad propia, entonces bueno, al parecer sigue siendo una herramienta. Sin embargo, no sabemos si eso es posible: remitiéndonos a lo que sabemos toda inteligencia, humana o superior, tiene voluntad propia. El problema de no conocer más allá es que sólo podemos ver en base a lo que conocemos, la analogía es necesaria.

Ahora bien, hablemos de OpenAI y Sam Altman, como indica el título. Ellos están comprometidos con la seguridad con respecto a la inteligencia artificial. Tienen un programa de investigación que trata este tema. Tienen un compromiso social muy fuerte, como indican en su página. No obstante, siguen siendo una organización privada. Tienen, como objetivo una visión muy democrática, sin embargo, no lo suficiente. No hay decisiones posibles fuera de la organización. El problema es que, si la inteligencia artificial es tan disruptiva como afirman sus desarrolladores, entonces, no pueden tomarse decisiones al respecto en base sólo de sus desarrolladores, ya que afectará la vida no solo de sus desarrolladores. Es, políticamente, un asunto público y como tal, debería tener canales para que las decisiones se tomaran de manera lo más democráticamente posible. La ingenuidad de Sam Altman se ve en una declaración en la página de OpenAI. Repetidas veces dice ‘we believe’ o ‘we think’. ¿Quién es este ‘we’? Los miembros de OpenAI. El ‘we’ debería ser más amplio, llegar tan lejos como la Organización de las Naciones Unidas.

Ya desde el nombre, la compañía OpenAI es preocupante. El código de los programas de inteligencia artificial no puede ser abierto. Se mantiene más o menos encriptado debido a la complicación de entenderlo, pero personas capaces y con malos fines lo podrían entender y usar.

Una alegoría servirá para esclarecer la situación. Si entendemos una red neuronal o programa de inteligencia artificial como un ser, ¿no es este ser sobrenatural? En efecto, no sigue las reglas de la naturaleza y sería, según se promete, anormalmente capaz de conocimiento. Entonces, se parece más a un espíritu o un dios. Crear una inteligencia artificial autónoma o AGI es invocar a un espíritu desconocido. La pregunta natural es por el carácter del espíritu invocado. ¿Es Calcifer, el fuego amigable que mueve el castillo de Howl? o ¿Es el pájaro de fuego, como vemos en Fantasía 2000?

via GIPHY Calcifer, de ‘El castillo ambulante’.

Es mi impresión que Altman pertenece a una subcultura de lo ‘awesome’ de Sillicon Valley. Todo el mundo está entusiasmado por algo todo el tiempo. Pero me parece que tanto entusiasmo no da cabida al pensamiento, que ahora es esencial. Da la impresión de que la cultura de Sillicon Valley vive bajo una demanda enorme de progreso y eficiencia. Hay una adoración al concepto de creatividad. Pero la creatividad no es tan esencial siempre, siempre se parte de lo anterior ya hecho. La mera idea de progreso y eficiencia se sienten ahora un tanto anticuadas. El problema es que la nueva tecnología hace tan rápida la comunicación que no da tiempo para pensar, se actúa con una base instintiva todo el tiempo, al grado que se pierde la libertad. Para que haya libertad debe haber cierta distancia de los seres humanos con los fenómenos. Debe haber tiempo de pensar sobre las cosas. Recordemos la tragedia de Sam Bankman-Fried. Fue declarado culpable de malversación de millones de dólares y se enfrenta a décadas en la cárcel. Ante tal aciaga posibilidad le diría a Sam Altman que tiene la oportunidad de pensar otra vez sus bases, observar que tiene un gran poder en sus manos y que debe decidir sabiamente como usarlo.

Recuerde que Moisés no entró en la tierra prometida después de cuarenta años vagando en el desierto. La razón fue que hizo un milagro sin dar el debido respeto a Dios. Hay que recordar que Dios es soberano, los milagros que se hacen no pertenecen a sus siervos. Hay que tratar los milagros con el debido respeto a Dios.

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El caballero oscuro

Traigo una novedad para este blog: una reseña de película. Como es la primera vez que se hace, aunque puede que haya puritanos que no les parezca, empezaremos como se debe, una gran película de Batman que es una de las mejores del siglo XXI: El caballero oscuro (The Dark Knight).

Esta es la segunda parte de la trilogía de Batman del director Christopher Nolan, en lo personal creo que es la mejor de las tres. Recordemos de donde venimos: la primera película de la trilogía se llama ‘Batman inicia’ y como tal, narra el nacimiento del superhéroe. Desde la trágica muerte de los padres de Bruno Díaz (Bruce Wayne) hasta cuando crece y se convierte en un adulto jóven con gran resentimiento. La muerte de sus padres lo llena de un sentimiento de venganza con el que no sabe lidiar, así que se embarca en un viaje de auto-descubrimiento en el que conoce una sociedad secreta: la liga de las sombras, cuyo líder es R’as-Al Gul. La liga lo entrena para ser un ninja. Después le revelan que en realidad la liga de las sombras quieren destruir Ciudad Gótica, la ciudad natal de Bruno y que debe matar para cumplir con los preceptos de la sociedad secreta. Bruno se revela, destruye el templo de la liga de las sombras al empezar un incendio, salva a su antiguo maestro y lo deja bajo el cuidado de unos pueblerinos. Bruno regresa a Ciudad Gótica a ser Batman. Así pues, la película narra una historia de Batman que no se había visto antes en el cine.

La segunda parte de la trilogía nos trae a Batman ya establecido como héroe de Ciudad Gótica. Creo que las películas de Christopher Nolan fueron bien recibidas por la audiencia porque nos presentaban más profundidad psicológica y complejidad de los personajes. Bruno Díaz, fuera del disfraz de Batman se nos presenta haciendo el papel que se espera de él: un popular millonario que es un experto seductor. Aún así sabemos que es una máscara más de Bruno.

Así también hay nuevos personajes, como Harvey Dent, el valiente Fiscal de Distrito. No tiene miedo de ir por los mafiosos de Ciudad Gótica. La necesidad del personaje Batman es un tema de la primera película, que regresa en esta nuevamente. La existencia de Batman está justificada: inspiró a un Fiscal de Distrito a limpiar las calles de la ciudad. Dent es también el novio de Rachel Dawes, amiga de la infancia de Bruno. En caso de que el lector no haya visto las películas le comento que Bruno ama a Rachel Dawes, la cual, a su vez ve a Bruno como un buen amigo. Como amigo le diría: “Bruno, papito, sal más seguido de casa”.

Cambiemos nuevamente de personaje. Batman ciertamente es excéntrico. Un hombre disfrazado de murciélago, que sale en la noche a luchar contra el crimen. Algún ingenuo pensaría que es una especie de artista conceptual. Tiene cierta noción estética e histriónica el vestirse así y hacer conciencia sobre la justicia y el deber. Posiblemente sí sea un poco artista. Observemos que los artistas pueden ser excéntricos:

Salvador Dalí paseando un oso hormiguero en una ciudad.

Pero Batman, creo yo, está más cerca de una especie algo oscurecida en nuestros días: un filósofo. Y es que en Batman hay nociones generales y abstractas. Tiene una excentricidad que viene desde el pensamiento. Batman maneja nociones como la justicia, la ética, la libertad, lo simbólico, la estética. Así también es un detective, así que usa la racionalidad y el conocimiento, así pues, las cuestiones epistemológicas le son importantes. Los filósofos también suelen ser solitarios, lo que les permite pensar con mayor claridad.

Recordemos que Batman se sale de la ley, por lo que su necesidad es una cuestión filosófica relevante en la película. No debería hacer las funciones que son propias del estado. Está en los límites de la ética y la justicia. La película nos sugiere otra vez su necesidad: Batman no tiene jurisdicción. Recordemos que hay un mafioso chino que se escapa y al que no pueden acceder de manera legal. Sólo Batman puede infiltrarse y traer de vuelta al mafioso a Ciudad Gótica, donde será procesado según las leyes. Batman en este caso tenía que romper la ley para cumplir la ley.

Esta acción le permite a la cara de la justicia habitual, Harvey Dent, a procesar y enjuiciar a toda la mafia de Ciudad Gótica. De la primera película, donde nos muestran una ciudad corrompida a todos los niveles hasta meter a media mafia en la cárcel hay un gran cambio, logrado con ayuda de Batman. Recordemos a Falcone, en la primera película, quien se sentía señor de Ciudad Gótica desde su restaurante y se imponía sobre las leyes.

Sin embargo, hay una nueva amenaza, un caos primigenio se levanta desde los rincones oscuros de la ciudad, una risa macabra: el Guasón. Lo intrigante del Guasón es su profunda irracionalidad y su plena convicción en hacer reinar el caos. Es simbólico el hecho que el Guasón queme una montaña de dinero, nos recuerda a un incendio forestal, un mal sin sentido. El Guasón es una especie de desastre natural, un mal que quiere arrasar con todo. Así también tiene una brutal indiferencia a las vidas humanas. Tiene una férrea voluntad por esparcir el caos: ataca un funeral de un oficial de la policía y hace que una multitud ataque a una persona a menos que Batman revele su identidad, et cétera. El Guasón logra en parte su cometido, secuestra y mata a Rachel y hiere de gravedad a Harvey Dent, quien además queda desfigurado. Hace además que Dent pierda la noción de lo ético y de la justicia, empezando una cruzada de justicia a mano propia, matando a personas culpables.

Aquí Batman también muestra su necesidad, sólamente él tiene acceso a la tecnología de punta para confrontar el mal del Guasón. Como prueba final el Guasón pone a los ciudadanos en un dilema ético: ¿los buenos ciudadanos matarán a los prisioneros para salvarse? Empuja a las personas al terreno complicado para que sucumba su idea del bien, de una manera radical, con tal de que los afanes civilizatorios se eliminen y reine el caos.

Es interesante ver a Batman como un héroe ético, ya que al mismo tiempo es un héroe nocturno. La ética es como caminar en la noche: poca luz, no se ve claramente el camino a menos que esté iluminado y sea muy transitado.

El guionista nos pone una escena que si bien no tiene mucho sentido para la película en sí, tiene reverberaciones éticas en el mundo contemporáneo. Batman convierte a los teléfonos celulares en una especie de red de información o radar de toda la ciudad, para localizar al Guasón y detenerlo. Aquí Batman cruza otra frontera ética, invade la privacidad de manera masiva, con un fin noble ciertamente. Nos remite a pensar en la información de los ciudadanos que se queda en internet. Así también en la posibilidad del espionaje de la ciudadanía mediante aparatos informáticos (smartphones, computadoras).

Tristemente, al final el Guasón logra un símbolo difícil de borrar, el tan querido y carismático Harvey Dent queda manchado de injusticia. Aquí Batman finalmente sale al rescate con otra frontera ética. Toma sobre sí los crímenes de Dent, limpiando así su nombre. Porque, pensémoslo, Harvey Dent sí era una persona buena y valiente, sin embargo una fuerza caótica lo hizo sucumbir y la plena verdad, sería a fin de cuentas, media verdad.

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Estructura del Absurdo

¿Quién entiende la vida? Cuando uno cree que ya se tiene todo delineado, llega un evento que puede cambiar la percepción completa. Esas son buenas y malas noticias: buenas porque las cosas siempre se mantienen interesantes, malas porque implica una eterna condición del estudiante, con el sentimiento limitante que ello implica. No creo que el esfuerzo por acceder a dicho entendimiento se fútil, tratar de entender la vida es esencial para vivirla de manera plena, parte constitutiva. En esta línea estoy en desacuerdo con los que afirman que la sabiduría es un concepto pasado de moda. ¡Más errados no pueden estar! Aunque, posiblemente no podamos remitirnos a un concepto metafísico de sabiduría, el hecho de usarlo como precepto y fin de una búsqueda ya tiene implicaciones benignas. Sin embargo, aquí mi posición es del más duro anti-comunitario, la búsqueda de la sabiduría es personal, es lo que busca uno con los propios conceptos y el propio lenguaje. Claro, uno debe aprender de sus maestros, incluso estudiar mano a mano con ellos, si es posible, pero la búsqueda en sí es propia. Es como hacer psicoanálisis y que haya varias personas opinando al respecto, claramente la experiencia estará contaminada.

Consideremos un concepto fundamental para entender la vida: el Absurdo según Albert Camus. Para Camus el sentir que lo que se hace no tiene sentido no es una condición novedosa del siglo XX, que surgiría a partir de la interacción con la burocracia, sino que siempre ha existido como parte fundacional de la existencia humana. Tan es así que se remite a un mito de la antigüedad griega: el mito de Sísifo, quien es condenado a subir una roca a una montaña, sólo para verla rodar abajo y volverla a subir, una y otra vez. Un esfuerzo sin sentido, sin meta, sin salida.

Dicha sensación es peligrosa porque pasar demasiado tiempo contemplando el vacío de sentido puede quitar la voluntad de vivir. Lidiar con esa sensación fundamental es todo un arte y es muy relevante para la civilización como una totalidad. Camus, sin embargo, trata el concepto como un monolito: una partícula fundamental. Si se hace un análisis desde el punto de vista estético, el absurdo tiene una estructura más interesante, que puede arrojar luz en el entendimiento de la vida, como experiencia humana, y ayudarnos en dilemas contemporáneos. Así pues, la mirada estética divide al absurdo en dos, como muestra la Figura 1.

Figura 1. Estructura del Absurdo.

R representa a lo ridículo, tema del que ya he tratado con anterioridad en este blog. Lo ridículo es aquello que causa risa, también podemos incluir lo que causa repulsión sin causar horror. Lo absurdo tiene algo de ridículo. Sin embargo hay otra parte elemental. S representa lo sublime. Lo sublime es para mí aquello que produce admiración y sensación de saturación estética. Lo absurdo así también tiene algo de sublime. Ahora bien, la Figura 1 es interesante no por dividir un concepto sino por la interacción entre R y S. Vemos que hay una flecha S–>R y otra R–>S.

La flecha S–>R es la función que marca el paso de lo sublime a lo ridículo. Es decir, cuando lo sublime indica o se refiere a lo ridículo. Esta primera función es quizá la noción usual de lo ridículo como una palabra despectiva. Posiblemente el origen de la palabra misma, por ejemplo, cuando se dice ¡No hagas eso, sería ridículo! Se ve que la función es coercitiva, viene desde un fin elevado a comandar a un mundo inferior. Por esta función se observa el aspecto corrector de la risa, como bien comenta Bergson. Es decir, lo ridículo aquí humilla desde lo sublime.

La flecha R–>S a lo mejor no es tan obvia a priori, pero se verá que no es exótica. Esta es la función que marca el paso de lo ridículo a lo sublime, cuando a partir de hechos ridículos se apunta a un fin de un ámbito superior. Aquí no existe una frase concreta que evidencíe esta función. Posiblemente lo más cercano sea la similitud con la palabra increíble: ¡Este pastel está ridículamente bueno! En el mundo del arte en el siglo XX fuimos testigos del uso de elementos ridículos para referirse a un fin sublime. El ejemplo más obvio es el del arte Dadá y una de sus obras más representativas, ‘Fuente’, que sale en la imagen.

Ejemplo de un “readymade” orinal firmado R. Mutt; ejemplo temprano de arte “Dadá”. Fotografía de Alfred Stieglitz. La imagen es de Wikipedia.

Un orinal como objeto de arte. Utiliza el contexto para expresar una especie de ridículo, cuyo fin último es sublime ¿verdad, Marcel Duchamp? Otro ejemplo se ve en el arte surrealista, en el cuadro de Magritte ‘La traición de las imágenes’.

‘La traición de las imágenes’ por René Magritte 1898-1967.

Aquí, haciendo uso de una afirmación risible llegamos a una contemplación filosófica, en la que vemos que los objetos dados no son simplemente objetos, sino que tienen una carga ideológica.

Una instancia de R–>S interesante se da en la representación escénica. Imaginemos a una persona hablando en la calle a los extraños. Supongamos que habla de cosas con sentido, digamos, cómo le fue en el día laboral en la oficina. Nos encontramos ante una instancia de lo ridículo. Sin embargo, supongamos que la misma persona en la misma situación deja lo que estaba hablando y declama poesía. Al decir poesía, claro está, me refiero a ‘buena poesía’, algo que hable al corazón. Deja entonces de ser una situación ridícula, se convierte en una experiencia sublime. ¿Cómo sucede este cambio explícitamente? Sigue siendo una pregunta a responder, que merece un análisis propio.

La función R–>S también nos puede ayudar a comprender la amistad. Más concretamente, como crear lazos amistosos. A mi entender la manera de entablar una amistad se da cuando al compartir parte del sinsentido y arbitrariedad de la existencia se puede después congeniar y apuntar al unísono hacia lo sublime. ¿Cómo hacer amigos sino compartiendo momentos de ridiculez? ¿Porqué será que es más fácil congeniar cuando se bebe alcohol sino porque nos desinhibe y da lugar al ridículo? Si no se es capaz de soportar la arbitraria existencia del otro, desde nuestros prejuicios, es decir, si no soportamos algo de lo ridículo de la existencia ajena, ¿cómo esperamos ser amigos algún día? Desde este mundo de ridiculez se puede apuntar hacia lo sublime. Se entra, por llamarlo de una forma, en un estado de ‘flujo empático’. Surge, como una ola chocando en una costa rocosa, en un momento estético preciso y delicado. Después de experimentar momentos de este estilo, si se comparte un fluir empático, es decir, en conjunto con el otro, ya se cruza el puente que separa las existencias y podemos ser amigos.

Es mi sentir que el humano del siglo XXI ha olvidado que existe la función R–>S, se enfoca demasiado en lo sublime S y lo ridículo como coercitivo, es decir en S–>R. Debemos retomar el gusto por lo ridículo, recordar que se puede disfrutar conocer al extraño. Lo sublime simplemente llega y se posa sobre nosotros, como una mariposa.

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Reírse de la Muerte

¿Es México un país occidental? A priori, parece que la respuesta es sí: está ubicado en el hemisferio occidental del mapa terrestre, se habla, en su gran mayoría, un idioma occidental y finalmente, la religión mayoritaria es asimismo occidental. Sin embargo, dado que la cultura mexicana también bebe del seno indígena hay ciertas concepciones fundamentales del mexicano que no encajan muy bien con las occidentales. En particular, la actitud ante la muerte es muy distinta. Uno puede verlo en una tradición mexicana que en primera instancia parece paradójica, incluso un poco macraba e incluso sádica: hacer y contar chistes sobre la muerte. Todo inscrito en el marco del día de muertos, que se celebra haciendo un altar a los seres queridos muertos. La tradición dice que ellos vuelven del más allá a visitarnos. Se les deja su comida preferida y agua, así como alguna otra cosa que les haya gustado en vida. Se dice que la comen extrayendo la escencia de la comida. Se pone así también la fotografía del ser querido. Pongo ejemplo de un altar.

Mi abuela es la reina del altar.

¿Qué no es la muerte algo que induce terror? ¿No debería respetarse, es decir, referirse a ella con el más alto cuidado? ¿Cómo puede no producir ansiedad y emociones negativas a los mexicanos? Citemos por ejemplo a Heidegger al respecto de la muerte como constitutiva del Dasein:

La muerte es la posibilidad de la radical imposibilidad de existir. La muerte se revela así como la posibilidad más propia, irrespectiva e insuperable.[…] Que esté entregado a su muerte y que, por consiguiente, la muerte forme parte del estar-en-el-mundo, es algo de lo que el Dasein no tiene inmediata y regularmente un saber expreso, ni menos aún teorético. La condición de arrojado en la muerte se le hace patente en la forma más originaria y penetrante en la disposición afectiva de la angustia. La angustia ante la muerte es angustia ante el más propio, irrespectivo e insuperable poder-ser.

M. Heidegger, Ser y Tiempo

Primero nos hace un bosquejo de cómo el Dasein (recuerde que es el nombre que le da al ser humano) constantemente está mas o menos conciente de la muerte. Después nos dice lo que el Dasein hace al respecto:

Lo <<debido>>, según el tácito decreto del uno, es la indiferente tranquilidad ante el <<hecho>> de que uno se muere. El cultivo de tal <<superior>> indiferencia enajena al Dasein de un más propio e irrespectivo poder-ser.

Tentación, tranquilización y alienación caracterizan empero el modo de ser de la caída. El cotidiano estar vuelto hacia la muerte es, en tanto que cadente, un continuo huir de ella. El estar vuelto hacia el fin tiene la modalidad de un esquivar este fin, dándole otro sentido, comprendiéndolo impropiamente y encubriéndolo.

M. Heidegger, Ser y Tiempo

Mi punto aquí es que lo que hace el ser occidental ante la cara de la muerte es angustiarse y esquivar pensar en ella. Recuerde aquí que Heidegger está hablando de la perspectiva de la muerte propia. Habla de cómo se constituye el Dasein.

Ante la perspectiva de la muerte, es mi parecer que lo que hace el ser mexicano es diferente a la concepción occidental expuesta por Heidegger. El mexicano en lugar de buscar la tranquilidad o esquivarla, buscando alguna manera solemne de ignorar la sombra de la muerte, se ríe de ella.

Parte de la tradición del día de muertos consiste en escribir versos sobre la muerte en tono cómico. Por ejemplo, una pequeña muestra de mi autoría:

La muerte en el parque

En un parque la muerte estaba caminando
oía mientras las aves cantar
A unas personas vio felices hablando
y quizo acercarse a escuchar

Contenta la muerte se estaba acercando
cuando un perro de lejos la veía llegar
‘vámonos de aquí’ dijo ladrando
el amo lo que decía su perro no podía captar

‘No se preocupe, sólo estoy mirando’
al amo la muerte se acercó a aclarar
‘Ay Dios mío’, dijo el amo desmayando
cuando a la muerte pudo observar

Al poco rato el amo pudo despertar
La muerte se fue y su perro esperando

¿Cuál es el motivo de la risa? Yo creo que más que huir de la angustia, se busca atravesarla, aligerar la ominosa presencia de la calavera y buscar una naturalización. Es decir, la tranquilidad. Sin embargo el método es muy distinto que lo occidentalmente usual. El proceso en Heidegger siempre tiene una solemnidad esencial.

Sin embargo, hay otra risa de la muerte que ciertamente produce horror: la risa por la muerte ajena. Es la risa de quien realmente ha perdido toda empatía (o cuidado, en términos Heideggerianos) por el otro. Es la risa macabra. Una persona social que quiere congeniar con los demás no ríe de esta manera.

Se puede asímismo hablar explícitamente de otra persona, reírse de su muerte cuando en realidad se ríe de la muerte propia. La risa de la muerte mexicana o benigna siempre es una proyección de la propia muerte, en el sentido existencial antes expuesto. Aunque se trate de otra persona. Tengo dos argumentos para soportar esta tesis:

  • Al mexicano le cuesta diferenciarse existencialmente. Ya decía Octavio Paz en el ‘Laberinto de la Soledad’ que el mexicano vive en una soledad esencial. La otredad le es un concepto complicado. Por ende, al mexicano le cuesta trabajo diferenciar entre la muerte propia y la ajena.
  • El mexicano exterioriza su respeto y solemnidad hacia la muerte ajena. Lo hace cuando pone el altar de muertos. El significado del altar es que se recuerda y se respeta a los seres queridos que ya no están.

Simbólicamente el altar de muertos es muy poderoso: exterioriza el debido respeto a la muerte ajena y libera así al mexicano de la ominosidad de dicha muerte. Así pues, lo único que le queda es su propia muerte. Para poder sobrellevarla, la aligera. Esto muestra la necesidad de ligereza en la vida del mexicano y creo yo, del ser humano en general.

En resumen, los muertos tienen su altar, la risa es de los vivos. Se ríe de la propia muerte para poder vivir.

Finalmente, una brillante frase que me dijo un amigo: ¿No demuestra la tradición del día de muertos que la comida mexicana es la mejor del mundo? En efecto, es tan buena que trae a los muertos de ultratumba para comer.

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El Ariete del Cambio Climático

Uno de los peligros de la democracia es que puede sentar las bases para su propia destrucción. El problema es que hay personas que son un peligro público y tienen acceso a un relativo poder. Tómese, por ejemplo, el fenómeno de la candidatura de Javier Milei en Argentina. Estamos hablando de alguien que ve la posibilidad del tráfico de personas y venta de órganos humanos como un negocio viable. Ya se ve que los argentinos están desesperados económicamente. Pero Milei no es una opción viable, hay que resistir el embate de los malos tiempos. Milei es solamente la cara de la desesperación: tirar todo a la borda, la ética, los derechos humanos, llevar el país a la barbarie. Aunque se necesita ser creativo para salir del atolladero, lo que propone no es creativo realmente si se sale de lo admisible. ¿Really Argentina? ¿Qué se le ocurrirá después? ¿Decretar que los alfajores lleven caca de perro para ahorrar dulce de leche? ¿Empeñar la copa mundial de fútbol (masculina) para pagar deudas? Lo creo capaz. La barbarie es desgraciadamente muy común en la historia de la humanidad, no es para nada una salida original.

Encima de todo, es negacionista del cambio climático. Ahora, ya que dudo que Milei esté en sus cabales, pensemos en los negacionistas habituales del cambio climático. Tengamos en mente el capitalista trabajador que si bien siente el clima más cálido que antes, ve menos insectos en su parabrisas y más o menos se informa, piensa que los que hablan del tema son hippies ociosos que quieren ir en contra de gente honrada como él. Y es que cuando se niega el cambio climático, se niega seriamente, la ideología potente en este caso es el modo de producción capitalista. Si algo puede ceder ante su comodidad es el medio ambiente.

Habría que ser considerado con nuestro negacionista, nadie como humano puede estar al tanto de todo en el mundo, hay cosas que por fuerza se tienen que ignorar, no podemos preocuparnos por todo lo que está mal. Lo que le da más beneficios directos a nuestro capitalista en cuestión es el bello mundo de las transacciones materiales. Mientras que los bosques y animales si bien son muy bonitos no son habituales en la esfera de su vida. La esfera del capitalismo lo arropa tiernamente.

Sin embargo el cambio climático entra por la fuerza en la esfera del capitalismo. Considere el huracán Otis que acaba de azotar la ciudad de Acapulco en el pacífico mexicano la semana pasada. Es un huracán anómalo: pasó de ser tormenta tropical a huracán categoría 5 en 12 horas, algo inaudito. Normalmente los huracanes tardan días en alcanzar dicha fuerza, una semana aproximadamente. Los modelos matemáticos simplemente no cuadran. La razón de dicha anomalía la conocemos hace tiempo: el calentamiento global debido a la actividad humana. Pertenece a una tendencia de huracanes que cobran fuerza con una rapidez extrema.

La ideología capitalista nos arropa con la bella promesa de que el esfuerzo personal es recompensado, ante la alternativa, que es una especie de caos. El cambio climático irremediablemente al parecer irrumpirá en esa realidad. Ya está irrumpiendo. El huracán Otis es un vestigio del Ariete del cambio climático. El realismo capitalista, la concepción que el sistema actual es el único posible nos confronta con dos alternativas: caer estrepitosamente o cambiar. Es momento de hacer lo más productivo posible: pensar. Así es, pensar en como salir de este atolladero, imaginar un futuro viable. Aunque Argentina está en una situación desesperada, el mundo posiblemente estará en una situación similar próximamente.

No creo saber la alternativa al sistema de producción actual, mi punto más bien es que ser un proteccionista aferrado del sistema capitalista como lo vivimos actualmente ya está afectando a la humanidad. El cambio climático afectará la producción de la riqueza material y la idea de la meritocracia. La prosperidad está en juego.

El medio ambiente es delicado, a penas un poco (comparativamente) de actividad humana le ha pasado factura. Sin embargo el medio ambiente ha sabido sobrevivir. Lo que se pondrá a prueba es la robustez del sistema actual. Es importante saber si tenemos un sistema rígido, que resistirá a los embates del mal tiempo. Sin embargo, un sistema rígido puede llegar a un punto de quiebre y colapsar por completo, esperemos que no sea el caso. Necesitamos, como bien comenta Nassim Nicholas Taleb, un sistema más antifrágil, que se mantenga sin punto de quiebre.

Irónicamente, uno de los contribuyentes más importantes a los gases de invernadero que dan origen al cambio climático es la industria ganadera. Aproximadamente un tercio de las emisiones de metano producido por el humano viene de esta industria. Así pues, se podrían reducir emisiones con cambios en la alimentación. ¿Quién diría que las flatulencias vacunas marcarían el posible declive de la civilización? Es como un plan malvado de algún villano de cómic, el guasón de Batman por ejemplo.

La pregunta a responder es ¿Qué tipo de esfera es la del capitalismo actual? ¿Una frágil? Así pues, los negacionistas del cambio climático realmente no son preocupantes: se enfrentarán a la realidad tarde o temprano y la naturaleza no suele ser cariñosa. Otra posibilidad es que ante el embate de la naturaleza sólo vean caos y no utilicen el simple concepto de cambio climático causado por el humano.

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Idea del Hombre

La realidad es un enredo. Es un nudo enorme de una gran soga. Desenredar sogas es todo un arte. Existe incluso una teoría matemática que estudian los nudos. Se llama literalmente teoría de nudos, que es un área de la topología. La topología a su vez es lo que queda de la geometría cuando la noción de distancia se elimina. Una canción que me gusta mucho y que usa esta alegoría se llama ‘Unravel’ por parte de la fabulosa Björk. Dejo aquí el video de Youtube

Así pues, en este blog me dedico a desenredar nudos. Recordemos que a Alejandro Magno se le presentó el nudo Gordiano, un nudo muy difícil de desenredar y que simplemente cortó la soga con su espada. Aquí en cambio somos más como su tutor, Aristóteles y somos tenaces, nos gusta desenrrollar el enredo y no simplemente cortarlo.

Yo considero que la cuestión de los géneros sexuales actualmente es un enredo. Se ha vuelto un lugar común hablar de feminismo. Si bien tiene bases filosóficas, ha tenido repercusiones prácticas ya que hay más mujeres que, digamos, los 60’s del siglo pasado en puestos laborales que ocupaban antiguamente hombres solamente. Las mujeres han ganado en el último siglo el derecho a votar, a entrar en las universidades y participar en la política en puestos importantes. Si bien no hay todavía cien por ciento de paridad, se ha avanzado bastante con respecto a la historia antigua.

Ahora bien, yo me considero un hombre feminista en el sentido que acepto los derechos obtenidos por las mujeres en el último siglo como una obviedad. Para las feministas militantes sin embargo, tener un derecho no es suficiente. Ellas no solamente quieren tener un derecho sino que desean cambiar las costumbres de la sociedad para que la paridad sexual sea total. Igual número de mujeres en la ciencia, cultura, política et cétera.

A priori, hablando en términos racionales, no debería haber mucho problema, sin embargo ¿Porqué no es obvia dicha igualdad y son necesarios mecanismos algo artificiales como las cuotas? Nunca, en la historia de la humanidad ha sido fácil cambiar las costumbres. Las mujeres, sin embargo han demostrado estar a la altura de la sociedad construida por el hombre.

Curiosamente, dentro del mismo feminismo se revela la dificultad de cambiar las costumbres. Por ejemplo, en la seducción, la costumbre indica que es el hombre quien debe llevar a cuestas el primer acercamiento formal con una mujer. Él debe llevar la carga de la conversación hasta que el hielo se rompa y ya puedan hablar sin tapujos. ¿No le brinda esta costumbre poder a las mujeres? Claro, es el hombre quien tiene que resistir el ridículo de entablar una relación nueva con una extraña. Las mujeres, incluso las feministas desean conservar ese poder sobre los hombres.

La costumbre de la sociedad patriarcal nos presenta una especie de contrato social. A cambio de evadir las durezas de la existencia, llevadas a cuesta por el hombre, la mujer deberá dedicarse a las partes más suaves de la vida, el hogar, los hijos, la familia. Estas partes podrán ser suaves pero son fundamentales en la existencia de los hombres. ¿Quién no disfruta de los buenos momentos familiares? ¿Quién, teniendo relaciones saludables, no ama a su familia? ¿Dónde se resguarda el hombre ante la dureza del mundo sino en su familia?

Sin embargo, la costumbre, por muy buena cara que nos de en un planteamiento abstracto, en la práctica conlleva ciertas bases ideológicas. El hombre olvida que es un contrato social y lo sustituye por una noción metafísica de una superioridad espiritual. Denigra entonces a la mujer a una especie de animal que hay que dominar o tierra que conquistar. Y aunque que este poder metafísico del hombre ha estado presente durante el desarrollo de la civilización, no por eso significa que sea fundamental.

Pero señores, la mujer ha despertado, ya no es simplemente tierra fértil, ahora es un ser humano.

Las críticas feministas a la ideología que pone al hombre en un plano espiritual superior suelen ser acertadas en observar que ese hecho es una construcción social, una arbitrariedad de la historia.

Sin embargo, aunque el feminismo parece acertar como crítica, es una ideología ingenua como discurso constructivo. Es decir, si al hombre se le va a negar una posición espiritual superior ¿Qué posición le toca? El hombre experimenta entonces una amenaza en su identidad, ya no es señor sobre la mujer. Ese es un problema para el hombre y por continuidad, para la humanidad. Porque, por más fuerte que sea la ideología feminista que se quiera imponer en la sociedad, el género masculino sigue siendo necesario. Sigue siendo un pilar de la sociedad.

Es entonces insensato socavar al género masculino ad infinitum, por razones prácticas. Además la crítica feminista lo presupone siempre como trasfondo cultural, aunque la misma crítica lo observe como constructo social, pasa de ser absoluto a relativo y viceversa. Es mi impresión que esta vía feminista es unilateral y sesgada.

¿Debe el hombre, prara evitar problemas quitarle los derechos ganados a las mujeres? ¡Por supuesto que no! ¡Recuerde que ahora son humanos! La solución es a mi parecer más complicada. El hombre, más concretamente la idea del hombre tiene que reinventarse.

Sin embargo, tampoco puede quedarse igual el género femenino. Un nuevo contrato social ha de llegar. La mujer debe recordar que el poder que demanda al hombre es a costa de que el hombre pierda soberanía. El hombre está en una posición traumática. El poder, me parece, debe ser compartido. Es necesario crear costumbres que reflejen la equidad de poderes y no simplemente deconstruir al hombre. Así pues, un feminismo realista necesita una perspectiva masculina.

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Politeísmo Ilustrado

Un post sobre religión y política, los temas que más pueden ofender en este bello mundo. ¿Qué puede salir mal? Advierto al lector que lo que sigue solamente es mi opinión. Además, no pretendo ser experto en los temas que se exponen en este post.

En el mundo actual es común la separación entre iglesia y estado. En México, al menos, tenemos esa concepción desde el siglo XIX, lo cual, por cierto costó la guerra de reforma. Aunque no se de siempre de manera tan clara, se pueden ver los beneficios de un estado laico: se permiten las religiones que se deseen, impera dentro de las decisiones del estado un espíritu de racionalidad y de eficiencia sin compromisos con las iglesias.

En las democracias liberales occidentales al estar separadas de la religión, ésta última se vuelve un tema de decisión personal de los ciudadanos. Ya que la religión no es vital en el funcionamiento del estado puede que a mucha gente le lleve a pensar que la religión es cosa del pasado, algo que puede obviarse, incluso para algunos debe obviarse. Sin embargo, aunque a los detractores no les parezca así, la religión es una enfermedad que resiste al antibiótico de la ciencia y de la cultura. Tiene una musicalidad y una sabiduría que saben llegar al corazón de muchas personas. Es parte también de la identidad de pueblos desde hace miles de años. Posiblemente el problema es que produce seres epistemológicamente ‘distraídos’, por llamarlos de alguna forma.

Y es que las religiones suelen estar compuestas por discursos sobre el mundo con limitada base empírica. Una especie de discurso que se basa en hechos mágicos del mundo. ¿Es posible un pensamiento sin religiones?, ¿Es posible pensar de manera post-metafísica? En este campo tenemos a Habermas, a quien desconozco más a fondo, así que callaré al respecto. Aún así, el mundo sigue siendo un lugar de fe. La religión nos sigue hablando y sigue teniendo poder sobre las personas.

Ahora bien, ya que existen estos discursos y no se van a ir, uno puede hacerse preguntas prácticas. En este blog nos gusta la democracia y nos gusta la libertad. ¿Porqué nos gusta la democracia? A fin de cuentas, “es el peor sistema que hay, excepto por todos los demás”, como decía Churchill. La respuesta es que la soberanía es del ciudadano, éste tiene una pequeña parte de poder general y, en principio, su voz debe ser escuchada. Nos gusta la democracia porque es el sistema político más afín a la libertad. Palabra complicada, libertad. La libertad, claro está, es siempre relativa y siempre limitada en su alcance. Pero para ejercer la libertad, el humano necesita algo de soberanía. Sin poder, no hay acción posible, en donde se expresa la libertad. Por ejemplo, cualquiera es libre de decidir el estilo de café que prefiera comprar: espresso, americano, capuccino o algún invento modernista con exceso de azúcar, en el que el café sufre alguna impiedad. Sin embargo, el que adquiere el café debe tener el poder de adquirirlo, o poder adquisitivo, así llamado con justicia.

Los problemas surgen cuando las libertades entran en choque unas con otras, pues está inscrita en la acción de las personas. Justo porque no hay libertad sin acción, la acción, que a priori no tiene significado, está en un universo absurdo o ridículo incluso, puede actuar en contra de la libertad de alguien más.

Tenemos entonces dos pilares de las sociedades modernas: la democracia y las religiones. Cabe entonces preguntarse: ¿Cuál es la religión más acorde a la democracia? El estado moderno es laico, es decir, sin religión, por lo que parece indicar que la religión más acorde a las democracias contemporáneas sea el ateísmo o agnosticismo. Pero, en primer lugar, como hemos visto, la religión es una enfermedad persistente y posiblemente nunca abandone al ser humano. En segundo lugar, observe la siguiente fotografía mía con dos famosos profetas del ateísmo: Marx y Engels, así de gris y aburrido es el mundo que presenta esta perspectiva.

EMV con Marx y Engels.

Intentaré entonces esbozar la teoría de que el tipo de religión más afín a la democracia es el politeísmo. La creencia efectiva de que existen varios dioses.

Dioses personificados

Supongamos primero, que los distintos dioses son entes independientes entre sí. Suponemos que cada dios representa una facción concreta de la realidad que atañe al humano: dios del maíz, dios del trueno, dios de la lluvia, un dios violento, una diosa de la fertilidad, una diosa de la sabiduría etc. Ahora bien, cuando un hecho concreto del mundo acaece, dependiendo de su magnitud, concierne a uno o a varios dioses. Para resolver un hecho, se tomará en consideración de los dioses pertinentes. Dichas facciones, en ocaciones se impondrán unos a otros, unas veces llegarán a acuerdos otras habrá diferencias irreconciliables etc. El punto relevante aquí es que son entes con libertad que abogan cada uno por un aspecto que más representa de la realidad. Dicho diálogo, que muchas veces devendrá en una cacofonía ensordecedora, se parece, al diálogo multicanal que nutren a las democracias. Así pues, en una democracia hay pasiones dentro del pueblo, que se representan por grupos de mentalidad afín.

Un Dios de varias caras

Podríamos, por otro lado, pensar en un solo Dios soberano. Pero dicho dios tiene, por ser un ser, una sola visión, que puede ser omniciente. Sin embargo, su representante (humano) en el mundo tiene una visión limitada y finita. Al ser un representante finito, sólo podrá expresar una posición, la interpretada por el humano en cuestión. La visión omnisciente de dicho Dios nunca va a poder expresarse en el mundo porque se expresa por medio de seres de visión parcial. Entonces, un monoteísmo no entra en conflicto con varias facciones, porque tiene una sola facción. No es, entonces la religión más afín a la democracia. Más afín, parece, un absolutismo.

Ahora bien, una de las bases de religiones monoteístas es hacer la afirmación de que solo un Dios existe, o que, más precisamente, no se alaban a otros dioses. ¿Cómo reconciliar dicha visión con un politeísmo? Con un Dios de varias caras. Dicha visión tiene precedente, por ejemplo Brahma, el dios creador que tiene 3 caras, como en la imagen.

Estatua de Brahma en la cima de una colina en el templo budista Chiang Mai, Tailandia.

Incluso, en la cultura popular, la banda de rock progresivo Tool tiene ilustraciones que hacen referencia a deidades de varias caras.

Ilustración del álbum ‘10,000 days’ por la banda Tool.

Otra manifestación es la de la trinidad cristiana un mismo Dios es el padre, el hijo y el espíritu santo. Incluso cuando se confrontaron los evangelizadores con la cosmovisión Maya se puso en duda si no se les presentó el mismo Dios cristiano a los Mayas. Dicho hecho trata de aclararlo el recopilador del Popol Vuh en la introducción. Ciertamente dicho libro es posterior a la conquista, pero el hecho es que hay similitudes.

¿Cómo puede un Dios tener varias caras? Por el hecho de que se revela a personas con distinto trasfondo y formas de ver el mundo. La revelación del Dios que controla todo y conoce todo, sólo puede ser parcial. Además de eso, a pesar de que un profeta tenga una visión total de un Dios universal, el profeta, siendo humano, está limitado por su lenguaje. Así pues, el profeta ve solamente una ‘cara’ del Dios total. Entonces, en la práctica, tendremos varios dioses, cada uno representando una cara del Dios global. Por lo tanto, de manera efectiva, un politeísmo.

Creo que un politeísmo no es ajeno a la ciencia y a la cultura, ya que no es ajeno a quehaceres humanos. Sobre todo, no es ajeno a las artes y a modos de vida liberales.

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El silencio de Heidegger

Era reticiente a escribir sobre este tema, ya que rompería un silencio que no se si me corresponde romper. Sin embargo, alguien más seguramente ya habrá esbozado la teoría que expondré, rompiendo dicho silencio antes que yo.

La vida te da sorpresas, nunca imaginé que escribiría un sermón en mi blog, pues haré la exégesis de un profeta.

La segunda guerra mundial fue un evento devastador, hundiendo a la humanidad en una crisis moral y política de magnitudes nunca antes vistas. No es un tema menor en la historia y mucho pensamiento se ha invertido en el tema. Sorprende entonces la aparente actitud indiferente de uno de los pensadores más importantes del siglo XX: Martin Heidegger.

A pesar de tener un pensamiento cautivador y de profunda sonoridad, el filósofo más importante del siglo se vio involucrado con la asociación más infame de su tiempo: el partido Nazi. Por si esto fuera poco, Heidegger rechazó prácticamente a hacer aclaraciones en vida en torno al tema. ¿Cómo es posible? ¿Deberíamos rechazar su pensamiento en su totalidad? ¿Está infestado de ideología Nazi?

Estas preguntas han generado un gran debate durante décadas. Básicamente hay los que condenan a Heidegger y los que abogan por limpiar su imagen de dicho pecado capital. Desde mi punto de vista, el pensamiento de Heidegger debe ser absuelto del involucramiento con la ideología Nazi, creo que no contiene nada de la misma. Leí Ser y Tiempo y me parece que nunca interviene algo de la ideología racista. Es decir, lo racial es superfluo a su teoría del ser humano. Soy entonces apologista de Heidegger.

Si esto es el caso entonces ¿porqué no pedir disculpas públicamente y limpiar su nombre? Las respuestas están en su famosa entrevista (publicada póstumamente a solicitud de Heidegger) a Der Spiegel: “solo un dios puede salvarnos”.

Arnold Böcklin era un pintor exponente del simbolismo. En la foto vemos un cuadro suyo.

“En el mar”, Arnold Böcklin 1883.

Dicho movimiento buscaba explícitamente exponer en pintura símbolos, usando recursos de la mitología griega, en este caso. Para entender el el arte y los símbolos, hay que ser humano. Ahí está la clave para entender la entrevista en Der Spiegel.

Ahora bien, ¿Porqué es tan famoso Heidegger? Recordemos su obra capital: Ser y Tiempo. En ella, Heidegger se centra en el problema de entender la existencia humana. Hace una descripción muy profunda del espíritu humano. Dejando atrás una perspectiva racionalista, nos revela un ser que se angustia, un ser que está arrojado a un mundo que al que está abierto e involucrado y que no siempre se entiende del todo. Ahora bien, si Heidegger pudo escribir eso es porque conocía bien a los seres humanos, incluyéndose. Él mismo era un ser humano. De lo que ya no estaba tan seguro era si sus lectores eran seres humanos.

Y es que la tecnología es un tema importante en dicha entrevista. Trata de entender su esencia en el mundo, su significante para la humanidad, así como su incontrolabilidad. Hay personas cuya relación con la tecnología los ha deshumanizado, viendo a los seres humanos no diferentes a objetos y herramientas que utilizar. Viéndose a sí mismos como versiones de software que actualizar. Heidegger veía en esta hiper-tecnologización y cientificismo las raíces que dieron lugar al Nazismo. Él mismo lidió con ese partido, tal vez no de la manera más heróica, pero como aclara en la entrevista, se vio torpemente inmiscuido en un mundo que no le correspondía: la política. La torpeza fue de él mismo como deja ver en la entrevista. La política de su tiempo era una ciénega que lo envolvía cada vez más. Puso resistencia, pero, a posteriori, resultó insuficiente.

Así pues, yo creo que al ver los horrores del holocausto, que se conocieron después de la guerra, ciertamente se conmovió. No lo dejó indiferente. Alguna acción debía tomar.

Heidegger se volvió famoso por ser un ser humano, debería ser obvio que podía equivocarse. En la misma entrevista se equivoca: dice que el idioma alemán es especial para pensar, sin embargo, antes de Leibniz y Kant ya existía dicho idioma y no se pensaba que fuese particularmente útil a la filosofía. Al pensar en un ser humano ante la tecnología sale a relucir una antigua locución latina: “errare humanum est”. Es decir, al contrario de las máquinas, los humanos cometen errores. Que no resultara obvio su error mostraba que no lidiaba con seres humanos. Necesitaba entender entonces la cibernética para tratar con ese mundo en el que se encontraba.

Ante tal deshumanización tomó una determinación: no disculparse con una maquinaria. Como símbolo es mucho más poderoso que una simple disculpa: el humano no se disculpa con las máquinas, el humano esperará a otro humano para disculparse con él. El otro humano está dormido y dejó en su lugar una máquina.

Para dar pista de esa búsqueda de humanidad regresó a un tiempo en el que el humano era más sensible en un sentido e ingenuo en otro. Él mismo se convirtió en profeta, alguien sensible a una realidad sagrada. Su silencio lo condenaba a ensuciar su nombre. Heidegger cargaría entonces con los pecados del pueblo alemán. Se convirtió pues en una especie de Jesucristo, que ponía su fe en un dios del futuro. Por eso, “solo un dios puede salvarnos”. Solamente volviendo a un tiempo como el del pensamiento griego clásico, que creían en dioses los muy ingenuos, podría el hombre salvar su alma. La venida de un dios que sensibilizara al ser humano y lo estimulara estéticamente fue el legado de su silencio. La destrucción de la posibilidad del Nazismo.

Sin embargo, para ello habría que abandonar la dureza de la ciencia, la seriedad con la que se toman las acciones en la sociedad hipertecnologizada. No creía, como Nietzsche, en un dios que no supiera bailar.

¿Ha llegado ya dicho dios? No lo se. Si bien la sociedad se ha mezclado más con la tecnología, no resulta evidente que siga la deshumanización rampante de la primera mitad del siglo XX. La idea de tecnología no es la misma. Heidegger no conoció el internet, posiblemente vería su posibilidad humanizante así como su potencial destructivo. Resulta interesante su comentario sobre el desarraigo del ser humano sobre el planeta Tierra. Ya tenía la mirada puesta en la exploración espacial.

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La Raza Cósmica

A pesar de no conocerlo a fondo, José Vasconcelos me parece una persona familiar. Era primero político y después filósofo. En mi caso, yo me considero primero físico y ¿porqué no? también filósofo. ¿A quién engaño? Este blog quiere ser evidencia de esto. La filosofía es, a mi manera de entenderla, una actividad humana que está cerca del corazón, más cerca de lo que están las matemáticas y la física. Por ahí donde están la poesía y el arte en general.

Es también una actividad emancipadora, aunque no siempre es una actividad feliz. A veces entristece y hace decaer el ánimo, no por ello desalienta a quienes filosofan. Es una actividad que familiariza a la humanidad, uno se hace de padres y abuelos intelectuales: Kant, Nietzsche, Spinoza, etc.. Y aunque en su mayoría el canon filosófico está compuesto por hombres blancos europeos, su compromiso con la filosofía y la verdad son genuinos. Les debemos mucho, mostrarnos que ciertas cosas hay que pensarlas bien y verlas de un modo especial. Les debemos un esfuerzo grande por mostrarnos, a los inocentes que éramos sus descubrimientos adquiridos y el camino que han seguido en su pensamiento. Y aunque personalmente, soy físico teórico, me han inspirado gran amor a este quehacer humano.

También tengo tíos intelectuales dentro de la física: como mi tío-bisabuelo Albert, a quien admiro sinceramente. Aquí dejo una foto que me tomé con él hace algún tiempo.

Una foto con mi tío-bisabuelo Albert.

Personalmente, disfruto el aspecto retraído de la física: a veces uno puede apartarse de los súmamente urgentes problemas humanos y discusiones político-filosóficas y dedicarse a hacer cuentas. Y ya que estamos por aquí diré que tengo proyectos filosóficos y teorías en desarrollo. ¿Habrá un día un libro? Manténgase al pendiente en este blog. Es mi intención desarrollar dichos proyectos a la par de mis proyectos científicos, creo que son de igual importancia.

Regresemos a Vasconcelos y su libro “La Raza Cósmica”. Resulta muy interesante su uso del concepto de raza humana. Normalmente sería un concepto peyorativo: vinculado a una raza que se siente superior por algún motivo arbitrario (pies bonitos, caderas anchas, yo que se). El siglo XX es testigo del desastre causado por este uso despectivo. Vasconcelos usará el concepto sí para causar orgullo, pero no peyorativamente. Porque, aunque lo usual es la “pureza” de una raza, para él lo óptimo para el ser humano es la mayor mezcla posible de razas. Es decir, la desaparición del concepto de raza se logra mediante el mestizaje. Se llega así a una raza humana planetaria, de cara al cosmos.

Claramente estamos ante una utopía. Hay un sinfín de problemas prácticos en medio. Por ejemplo, hay una pretensión internacionalista aunque la obra misma tiene un tinte nacionalista, posiblemente la filosofía es inseparable de la geopolítica. A propósito de su libro diré a manera de crítica que lo que le sobra de nacionalismo le falta de ingenuidad.

Creo que Vasconcelos es un buen lector del espíritu latinoamericano, pero no se si la medicina que propone cure la enfermedad, seguramente algunos síntomas. La cuestión es que involucra cierta forma de orgullo. Posiblemente le falta una teoría de la sexualidad humana, así como de las estructuras familiares y tribales (perdonará el lector la falta de cita a Foucault). A fin de cuentas, el mestizaje es un fenómeno sexual y familiar. Sería entonces un gran proyecto que entendiera los problemas psico-sexuales y detectara la raíz de las enfermedades humanas de esta índole.

Suponiendo que Vasconcelos hubiera solucionado el problema que detecta en los años 20 del siglo anterior, cuando fue publicado el libro y con la posterior explosión demográfica, posiblemente el ideal que narra en su libro ya se hubiera logrado. Desgraciadamente, el tema de la sexualidad humana es tan complejo como la psique misma.

Seguimos viviendo en un mundo donde hay barreras étnicas y raciales y la voluntad de dominio sigue causando guerras. Tómese por ejemplo la invasión rusa a Ucrania, nada más alejado al ideal de mezcla pacífica de la utopía Vasconceliana. A pesar del argumento de ser la misma raza, la unión de Vasconcelos es una unión sexual y familiar, sin consentimiento por ambas partes no puede ser una unión feliz.

Creo que el problema central del libro es el de brindar a latinoamérica de una identidad siendo un pueblo nacido en la modernidad. Pareciera que la modernidad es antagónica a las identidades humanas, que se pierden en las arenas de la historia. A pesar de que se piense lo contrario, el ser humano sigue siendo humano. Así pues, no debería sorprender la necesidad de una identidad, de algún relato del cual echar raíces. Dicho problema remite a pensar en la situación de la humanidad situada en un planeta contra el inmenso universo exterior. Haciendo un salto de escala temporal, el problema es más o menos análogo.

Lo normal en latinoamérica ha sido el mestizaje, no debería sorprender entonces que gran parte del pensamiento de los seres humanos de esta parte del planeta venga de esta mezcla racial. Sin embargo, ésta teoría es también un grito de justicia por los pueblos que han sido avasallados y marginados en nombre de un ideal civilizatorio. Cuando se toma ésto en consideración podemos entender el vacío de identidad que existe en el pueblo latinoamericano, el problema que quiere resolver Vasconcelos.

Pareciera que a Vasconcelos no le dio tiempo de expandir su teoría. Recordemos que era funcionario público y diplomático. Deja, sin embargo, ideas fecundas para pensar y una preocupación sincera de que el pensamiento inspire al pueblo latinoamericano y en general a la humanidad.