La generación millennial (y posiblemente las que le siguen) no ve noticias. Se entera de lo que sucede por posts de X (antes twitter), facebook o hasta Tik Tok (me han contado). Dichos medios proveen solo del titular de los hechos y por lo general una mezcla de noticias con contenido diverso, sin significado alguno. Posiblemente ese sea el caso de la ciudad de Cancún, ya que la generación millennial no ha estado al tanto de la grave situación en materia de seguridad últimamente. Si uno abre un periódico tradicional en la sección de noticias locales en la ciudad de Cancún se encontrará un escaparate del terror: personas asesinadas en una zona habitacional, cadáveres en bolsas de plástico, personas calcinadas, etc. Uno pensaría que se reducen estos casos a personas involucradas con el crimen organizado, pero hay también violencia política, como el asesinato del líder sindical de la CROC, por parte de unos sicarios disfrazados de repartidores de comida. También hay casos de daños colaterales como el de un profesor de basquetbol, un orador motivacional y un oficinista quienes fueron alcanzados por balas perdidas en un tiroteo y hoy no se sabe si volverán a caminar.
Esta situación es inaceptable, tanto para la vida misma de sus pobladores como para la popularidad como destino turístico. Otros destinos captarán a los turistas que no lleguen a la ciudad por caso de la inseguridad. Así pues, es necesario levantarse y caminar de esta situación.
Se que el tema de la inseguridad no es nuevo en la ciudad, ya que desde hace tiempo Cancún vive asediada por grupos criminales. Quizá esta situación de violencia se agudizó hace algunos años como fruto de un encontronazo directo con los líderes criminales. Ya se sabe que hay amañamiento y cobro de piso, plazas de los carteles. En este contubernio casi toda la realidad tiene un cariz distinto cuando se consideran las oscuras redes de complicidad que ha permitido este grado de violencia. Aún así pienso que personas como el profesor de basquetbol no deberían terminar en silla de ruedas por una bala perdida. Cancún debe volver a ponerse de pie y caminar, recuperar su soberanía y bienestar, su tranquilidad hoy tomada por el crimen organizado.
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