Un país necesita más que buenas intenciones. Por más buenas que hayan sido las intenciones y los proyectos de Andrés Manuel López Obrador, queda aún por ver si la estructura política que es su legado: Morena puede hacer frente a la realidad del país. Ya se alcanzan a ver resquebrajamientos de la unidad ideológica del partido: desde viajes lujosos por parte de sus principales miembros (mismos que propugnan una austeridad republicana) hasta la evidente omisión del caso del secretario de seguridad del entonces gobernador de Tabasco, Adán Augusto López.
Parece como si Obrador hubiera cedido el poder a unos hijos ingratos. Me recuerda a la tragedia del rey Lear. El rey Lear, regente de Gran Bretaña, ya de edad avanzada, decide, con las mejores intenciones, ceder su poder y dividir el reino entre sus hijas, que son tres. La división será de acuerdo a quién le profese mayor afecto. Dos de ellas se deshacen en elogios que encantan al rey. La tercera, en cambio, dice que no desea tierras, ya que ama al rey sinceramente sin desear nada a cambio. El rey enfurece con esta aparente simpleza y expulsa a la hija que no desea nada. Divide entonces su reino entre las dos hijas restantes. Esto causa indignación por parte de un noble de su corte, el conde de Kent, quien es expulsado de la corte a su vez.
Está presente otro noble de la corte: el conde de Gloucester, quien tendrá sus propios problemas a la vez. El hijo bastardo de Gloucester, Edmund, conspirará contra su padre y contra su medio hermano, el legítimo hijo Edgar, para quedarse con la herencia total. Edmund engaña al conde dándole una carta donde Edgar dice que desea matarle. Eso enfurece al padre quien lo empieza a buscar. Edmund advierte a Edgar de la intención de su padre y este escapa y se disfraza, haciéndose llamar Tom y comportándose como si estuviera loco.
Después volvemos con Lear, quien, como única voluntad tras dejar su cargo se reserva una cuadrilla de cien soldados a su disposición. Después visita a una de sus hijas, Goneril, quien ya ha tomado el poder recientemente. Esta lo maltrata, lo ve para abajo y decide quitarle cincuenta de los soldados al servicio de Lear. Dicha decisión enfurece y entristece a Lear. El rey Lear decide ir entonces a la búsqueda de su otra hija heredera: Regan. En vez del consuelo que buscaba, Lear encuentra maltrato por parte de Regan y su esposo. Además Regan decide quitarle los cincuenta soldados restantes al servicio de Lear. Sin sirvientes, solo, enfurecido y con profundo pesar sale del castillo, solamente lo sigue el bufón real. A fuera empieza una tormenta, a la que se entregará el rey Lear, quien va sucumbiendo a la locura.
Después de esto suceden un juego de mentiras por parte de Edmund. Así también, la ambición de las hijas lleva al reino a una guerra. La hija más pequeña, Cordelia, por su parte, se casará con el rey de Francia quien invadirá Gran Bretaña. El tablero está listo para que suceda la tragedia. Varias muertes y traiciones terminan con la vida del conde de Gloucester, de Edmund y las tres hijas. Finalmente la desgracia le llega al propio Lear.
Ahora, siguiendo el símil, vemos que Morena se hizo un partido hegemónico en el país, casi instaurando una monarquía. Así pues, Obrador dejó tras sí, con la mejor de las intenciones, una estructura de poder que, confiaba, se autoregularía. Sin embargo, conociendo al ser humano, lo que se deja en manos de personas en tanto que individuos, sin la correcta estructura de poder, terminará en la tragedia. No es posible, como muestra la literatura shakesperiana así como la historia, confiar el poder en unas cuantas personas cuya virtud sea la de ser afines al poder en turno, sin que haya graves y dolorosas consecuencias. Si Morena desea aspirar a una consolidación, es necesaria una institucionalización del aparato gubernamental.
El rey Lear no tenía opción una vez cedido el poder ya que él se encontraba literalmente en una monarquía absoluta. Sin embargo México no tiene tal realidad en el siglo XXI, hay una estructura de poder democrático. En otras palabras, hay una vía de escape de la tragedia que es cediendo el poder a otros actores políticos. Dejando que la derecha tradicional tome ciertos espacios de la vida pública. De esta forma se fuerza a la institucionalización del país y no se centra en personas que son mucho más falibles individualmente.
Si bien es clara la vía de acción, el predicamento en sí es contradictorio, ya que gran parte del triunfo de Morena se debe a los errores de la derecha tradicional. Y no son errores pequeños sino sistemáticos: la precariedad laboral, la dificultad del acceso a una vivienda digna, la falta de pensiones. Todas estas reformas hechas a la sombra de la ideología neoliberal ha ensombrecido el futuro de los jóvenes mexicanos. Los empresarios tienen que asegurar un trabajo digno, el acceso a vivienda a los trabajadores, la posibilidad de una jubilación a los trabajadores mexicanos, para ganarse la convicción de los jóvenes en su causa.
Por parte de Morena, debe ser inteligente y no tratar de abarcar la totalidad de la realidad política. Debe hacer uso del hecho que existe el sistema democrático para consolidar, en la pluralidad, un régimen democrático, estable y confiable. Así también incentivará el crecimiento económico y la colaboración internacional. Debe aceptar que hay actores políticos corruptos en sus filas, como el caso del secretario de seguridad del exgobernador Adán Augusto López y no hacer como si no existieran. No le vaya a pasar como al rey Lear quien, según su bufón, creció demasiado rápido, pues se hizo viejo sin hacerse sabio.
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