Una de las instituciones más características de nuestro tiempo es la bolsa de valores. Afecta tanto a la economía de las personas así como la deuda de los países. Ha llevado y seguramente llevará a crisis económicas que muchas veces carecen de sentido. No ahondaré en lo frívolo que puede parecer el mundo de la bolsa etc. más bien, quiero observar que se ofrece un juego de especulación. Aquí pareciera que lo que importa es lo especular, pero una base formal siempre se presupone.
Un aspecto formal de la bolsa es el precio de las acciones de una empresa. Sin embargo, encima de este precio está la valoración imaginaria o especular de la misma. No es tan imaginaria dicha valuación, ya que indica lo que después de un tiempo ocurrirá: el precio aumentará o disminuirá. Quien domine el mundo especular de la bolsa es el rey. Sabe qué hacer con los recursos que tenga y engañará a los incautos. Sabrá hacer las compras adecuadas y las ventas convenientes. Justamente dominar dicho mundo especular es la parte complicada del asunto. En el flujo de lo especular a lo formal, se cuela información y quien sea el más ágil verá el movimiento general y se anticipará.
También conociendo a extraños se presenta una tensión entre lo formal y lo especular. Lo que nos presenta una persona cuando la conocemos es lo formal, ese fantasma que proyecta al mundo. Recolectamos de esa imagen nuestra propia percepción. Sin embargo, hay infinidad de problemas en esta circunstancia tan cotidiana. El fantasma que se proyecta es lo formal, pero nos engaña con facilidad, creemos lo que se nos pone delante en base a cuestiones predeterminadas por nuestra historia. Todo esto se trata en un libro que leí: “Talking to strangers” de Malcolm Gladwell. Los problemas se resumen en que confiamos demasiado en nuestras impresiones, pensamos que la realidad es transparente. Sin embargo, estamos un poco condenados a ello, tiene que ser así si para tener una interacción eficiente entre las personas. Si cada cosa la pensáramos a detalle, no se podría hacer mucho en el día. La realidad está llena de detalles que deben pasarse por alto para llevar a cabo una acción.
Suena tentador dar una jerarquía entre estas dos categorías, y siguiendo nuestros ejemplos, pareciera que lo especular domina a lo formal. La realidad es más complicada que esto. Necesitamos lo formal, ya que eso cambia e influye en lo especular.
En mi experiencia, para tener una buena salud mental es necesario cuidar los aspectos formales de nuestra vida. Necesitamos incidir en el mundo de manera formal, para que, cambiando éste, nos de una impresión que reformule lo especular. Es una suerte de artificio en el que engañamos a lo especular. Así como la bolsa de valores y conociendo a extraños, se dejan los caminos que pensamos correctos y los seguimos sin fijarnos en los detalles.
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