Sobre la imposibilidad de matar al bebé Hitler

Los viajes en el tiempo son un lugar común en la ciencia ficción. Viajar al futuro o al pasado. Conocer el mundo y su evolución histórica, tener la experiencia de primera mano. Hay numerosas obras dedicadas a este concepto. Dicha noción nace de la percepción de cambio histórico. Los viajes al pasado, sin embargo, tienen un origen emocional. ¿Quién no tomaría la opción de regresar a donde se equivocó para hacer lo correcto? Ya que lo sabemos a posteriori ¿porqué no podemos decirnos el devenir de las cosas? Esto llevaría a paradojas y contradicciones irresolubles.

Por ejemplo, si uno se dedica a bienes raíces, saber donde crecerá el mercado parece fundamental. Desgraciadamente la física, que sí describe las leyes fundamentales del universo, imposibilita los viajes al pasado, por lo que el broker desgraciadamente tendrá que mirar al futuro.

Una leyenda popular es la de, en caso de tener la oportunidad, al viajar al pasado, podría uno evitar la segunda guerra mundial al eliminar a su artífice principal: Adolf Hitler cuando éste era un indefenso niño o bebé. ¿Matar a un niño está permitido si crece para convertirse en Hitler? ¡Claro! dirían algunos. Yo estoy en contra de esa mentalidad, como expondré.

Desde la concepción de esta idea se nos ha mostrado su imposibilidad. La leyenda del bebé Hitler nació en un cuento de 1941 en la revista Weird Tales escrito por Ralph Milne Farley. En él, el primo de Hitler, cuyo nombre también es Adolf aprovecha una oportunidad que tiene para volver al pasado y asesinar a su primo cuando éste era un niño. Llevar a cabo la cuestionable acción y regresa a su tiempo, 1941, y se encuentra que lo saludan y tratan como a un jefe de estado, es ahora él Adolf Hitler el Fhürer, a fin de cuentas tenía el mismo nombre. Nada cambió su incursión histórica. El cuento sugiere que “no se le permite al hombre provocar a los dioses. Lo que está escrito, está escrito”.

Historiográficamente hablando, el cuento tiene mucho sentido. Hitler solo no fue el único responsable del nazismo ni de la segunda guerra mundial, fue más bien, un tiempo específico, entiéndase como una época en un espacio dado. Quitar a Hitler difícilmente hubiera cambiado mucho el curso de la historia. Además, se había popularizado el facismo en otros países. La pregunta es ¿hizo Hitler al nazismo o el nazismo hizo a Hitler?

La conclusión natural de esta leyenda de la solución fácil es que se podría detener a nuevos Hitlers bebé aquí y ahora. Bebés que crecerán y serán las amenazas del futuro. El miedo de los gobiernos y poderosos es muy real. Tómese como ejemplo el caso de las revelaciones de Edward Snowden. Nos mostró que el uso del internet tiene un alto costo: la pérdida de privacidad de una manera radical. El individuo ingenuo dona toda su información al proveedor de servicios y esto es revisado. Desde sus revelaciones en 2013 se generó una conciencia sobre los datos personales y su uso discrecional en la web. Así también, se implementaron nuevas leyes para regular un poco más dichos datos personales. Internet dejó de ser un espacio libre para convertirse en una extensión de la esfera política. Ya lo era, en 2013 el mundo se percató de eso. Y todo para encontrar y capturar a los bebés Hitler de hoy.

Las preguntas obligadas son ¿Es posible detectar a un bebé Hitler? ¿No es equivalente a predecir el futuro de manera exacta? ¿No habría primeramente que demostrar que es posible?

No todo es tan dramático. Seguramente si ha servido la revisión continua del internet para encontrar a algunos malvados que pululan por ahí. Debe haber una especie de policía en la web, como lo hay en toda la esfera política. Pero tener una policía que respete los derechos es una cosa y el uso unilateral de dicha policía es otro.


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