El caballero oscuro

Traigo una novedad para este blog: una reseña de película. Como es la primera vez que se hace, aunque puede que haya puritanos que no les parezca, empezaremos como se debe, una gran película de Batman que es una de las mejores del siglo XXI: El caballero oscuro (The Dark Knight).

Esta es la segunda parte de la trilogía de Batman del director Christopher Nolan, en lo personal creo que es la mejor de las tres. Recordemos de donde venimos: la primera película de la trilogía se llama ‘Batman inicia’ y como tal, narra el nacimiento del superhéroe. Desde la trágica muerte de los padres de Bruno Díaz (Bruce Wayne) hasta cuando crece y se convierte en un adulto jóven con gran resentimiento. La muerte de sus padres lo llena de un sentimiento de venganza con el que no sabe lidiar, así que se embarca en un viaje de auto-descubrimiento en el que conoce una sociedad secreta: la liga de las sombras, cuyo líder es R’as-Al Gul. La liga lo entrena para ser un ninja. Después le revelan que en realidad la liga de las sombras quieren destruir Ciudad Gótica, la ciudad natal de Bruno y que debe matar para cumplir con los preceptos de la sociedad secreta. Bruno se revela, destruye el templo de la liga de las sombras al empezar un incendio, salva a su antiguo maestro y lo deja bajo el cuidado de unos pueblerinos. Bruno regresa a Ciudad Gótica a ser Batman. Así pues, la película narra una historia de Batman que no se había visto antes en el cine.

La segunda parte de la trilogía nos trae a Batman ya establecido como héroe de Ciudad Gótica. Creo que las películas de Christopher Nolan fueron bien recibidas por la audiencia porque nos presentaban más profundidad psicológica y complejidad de los personajes. Bruno Díaz, fuera del disfraz de Batman se nos presenta haciendo el papel que se espera de él: un popular millonario que es un experto seductor. Aún así sabemos que es una máscara más de Bruno.

Así también hay nuevos personajes, como Harvey Dent, el valiente Fiscal de Distrito. No tiene miedo de ir por los mafiosos de Ciudad Gótica. La necesidad del personaje Batman es un tema de la primera película, que regresa en esta nuevamente. La existencia de Batman está justificada: inspiró a un Fiscal de Distrito a limpiar las calles de la ciudad. Dent es también el novio de Rachel Dawes, amiga de la infancia de Bruno. En caso de que el lector no haya visto las películas le comento que Bruno ama a Rachel Dawes, la cual, a su vez ve a Bruno como un buen amigo. Como amigo le diría: “Bruno, papito, sal más seguido de casa”.

Cambiemos nuevamente de personaje. Batman ciertamente es excéntrico. Un hombre disfrazado de murciélago, que sale en la noche a luchar contra el crimen. Algún ingenuo pensaría que es una especie de artista conceptual. Tiene cierta noción estética e histriónica el vestirse así y hacer conciencia sobre la justicia y el deber. Posiblemente sí sea un poco artista. Observemos que los artistas pueden ser excéntricos:

Salvador Dalí paseando un oso hormiguero en una ciudad.

Pero Batman, creo yo, está más cerca de una especie algo oscurecida en nuestros días: un filósofo. Y es que en Batman hay nociones generales y abstractas. Tiene una excentricidad que viene desde el pensamiento. Batman maneja nociones como la justicia, la ética, la libertad, lo simbólico, la estética. Así también es un detective, así que usa la racionalidad y el conocimiento, así pues, las cuestiones epistemológicas le son importantes. Los filósofos también suelen ser solitarios, lo que les permite pensar con mayor claridad.

Recordemos que Batman se sale de la ley, por lo que su necesidad es una cuestión filosófica relevante en la película. No debería hacer las funciones que son propias del estado. Está en los límites de la ética y la justicia. La película nos sugiere otra vez su necesidad: Batman no tiene jurisdicción. Recordemos que hay un mafioso chino que se escapa y al que no pueden acceder de manera legal. Sólo Batman puede infiltrarse y traer de vuelta al mafioso a Ciudad Gótica, donde será procesado según las leyes. Batman en este caso tenía que romper la ley para cumplir la ley.

Esta acción le permite a la cara de la justicia habitual, Harvey Dent, a procesar y enjuiciar a toda la mafia de Ciudad Gótica. De la primera película, donde nos muestran una ciudad corrompida a todos los niveles hasta meter a media mafia en la cárcel hay un gran cambio, logrado con ayuda de Batman. Recordemos a Falcone, en la primera película, quien se sentía señor de Ciudad Gótica desde su restaurante y se imponía sobre las leyes.

Sin embargo, hay una nueva amenaza, un caos primigenio se levanta desde los rincones oscuros de la ciudad, una risa macabra: el Guasón. Lo intrigante del Guasón es su profunda irracionalidad y su plena convicción en hacer reinar el caos. Es simbólico el hecho que el Guasón queme una montaña de dinero, nos recuerda a un incendio forestal, un mal sin sentido. El Guasón es una especie de desastre natural, un mal que quiere arrasar con todo. Así también tiene una brutal indiferencia a las vidas humanas. Tiene una férrea voluntad por esparcir el caos: ataca un funeral de un oficial de la policía y hace que una multitud ataque a una persona a menos que Batman revele su identidad, et cétera. El Guasón logra en parte su cometido, secuestra y mata a Rachel y hiere de gravedad a Harvey Dent, quien además queda desfigurado. Hace además que Dent pierda la noción de lo ético y de la justicia, empezando una cruzada de justicia a mano propia, matando a personas culpables.

Aquí Batman también muestra su necesidad, sólamente él tiene acceso a la tecnología de punta para confrontar el mal del Guasón. Como prueba final el Guasón pone a los ciudadanos en un dilema ético: ¿los buenos ciudadanos matarán a los prisioneros para salvarse? Empuja a las personas al terreno complicado para que sucumba su idea del bien, de una manera radical, con tal de que los afanes civilizatorios se eliminen y reine el caos.

Es interesante ver a Batman como un héroe ético, ya que al mismo tiempo es un héroe nocturno. La ética es como caminar en la noche: poca luz, no se ve claramente el camino a menos que esté iluminado y sea muy transitado.

El guionista nos pone una escena que si bien no tiene mucho sentido para la película en sí, tiene reverberaciones éticas en el mundo contemporáneo. Batman convierte a los teléfonos celulares en una especie de red de información o radar de toda la ciudad, para localizar al Guasón y detenerlo. Aquí Batman cruza otra frontera ética, invade la privacidad de manera masiva, con un fin noble ciertamente. Nos remite a pensar en la información de los ciudadanos que se queda en internet. Así también en la posibilidad del espionaje de la ciudadanía mediante aparatos informáticos (smartphones, computadoras).

Tristemente, al final el Guasón logra un símbolo difícil de borrar, el tan querido y carismático Harvey Dent queda manchado de injusticia. Aquí Batman finalmente sale al rescate con otra frontera ética. Toma sobre sí los crímenes de Dent, limpiando así su nombre. Porque, pensémoslo, Harvey Dent sí era una persona buena y valiente, sin embargo una fuerza caótica lo hizo sucumbir y la plena verdad, sería a fin de cuentas, media verdad.


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